viernes, 14 de abril de 2023

Los hombres de izquierda son un peñazo.

Que los hombres de izquierda son un peñazo no lo digo yo, lo dice Yolanda Díaz y consigue arrancarnos una sonrisa y un goce porque imaginamos una mueca agria y hosca en la cara de hombres de izquierda como Pablo Iglesias o Pedro Sánchez.

Ahora bien, a poco que lo pensamos, empezamos ya con los matices, el primero es fácil de ver: no, Yolanda, no; no todos los hombres de izquierda son un peñazo, algunos sí ¡qué duda cabe! pero los hay más lúcidos que Pedro y Pablo incluso en la izquierda. Claro que esto no es lo esencial porque por muy sectaria que se haya vuelto la política todos sabemos que en la izquierda y en la derecha, o en el centro, hay de todo, como en botica.

Lo realmente esencial, querida Yolanda, es que las mujeres de izquierda también sois un peñazo, sois más peñazo incluso que los hombres de izquierda, que ya es decir...

Imagen de VozPopuli - https://www.vozpopuli.com/dolcevita/irene-montero-yolanda-diaz-cambio.html

¿Y por qué os llamo peñazos? Por meticonas y entrometidas, porque queréis meteros en nuestra cama y nuestra cocina como si fuera la vuestra, porque en lugar de dejar de ser el ángel del hogar que mató Virginia Woolf queréis ser el ángel de todos los hogares, os atrevéis a decirnos cómo tener hijos y cómo no tenerlos y hasta cómo mantener relaciones sexuales, nos vendéis la mula ciega de que una ley que suaviza las penas por delitos sexuales es el bien y que un hombre que se siente mujer es una mujer y no-sé-qué líos con que le cuesta más que a las mujeres que lo son biológicamente acceder a los productos de higiene femenina; y vais incluso más allá y afirmáis no en una sino en varias ocasiones que los niños ya no son niños, que han de empoderarse y tomar sus decisiones ¿que se sienten niñas siendo biológicamente niños? ¡hormónense! ¿que se sienten niños siendo biológicamente niñas? ¡pechos fuera! ¿que el señor de la gabardina del último banco del parque te seduce? ¡libertad sexual infantil ya!.

Sí, Yolanda, sí, sois un peñazo, como los hombres de izquierda que como bien dices se creen libres de machismo sólo por ser de izquierdas como si la historia del machismo fuera una historia de las derechas, como si Victoria Kent, defendiendo en sede parlamentaria la negación del voto a las mujeres, no fuera de izquierda, pero además sois si cabe más peligrosas porque algunas, tú la que más, sois sutiles y maternales, dulces y engañosas como las niñas de cole de mojas que acababan por liarse con el más guapo de la pandilla y llevarlo al huerto y hasta el altar.

Pero por más que nos sororicéis, Yolanda, nos conocemos, os conocemos, sabemos que sois un peñazo peligroso y cansino, yo de ti lo sé, además, porque las de Fene y las de Narón, todas ellas de Ferrolterra, vivimos los mismos aquelarres en nuestra infancia y entre brujas, ya se sabe, nos conocemos todas.

sábado, 18 de febrero de 2023

Si existe el derecho a la vida, el aborto no puede ser un derecho (ni un delito).

Veo, no sin cierto pasmo aunque preguntándome también de qué carajo me extraño a estas alturas de mi vida, como los conservadores se han vuelto a hacer un lío con el aborto, cosa que dice bastante y a la vez bastante poco de su ideario. Pero vayamos por partes:

A la izquierda del espectro político (sí, sí, espectro, a modo de fantasma) nos dicen que el aborto es un derecho, así, sin matices.

A la derecha del mismo fantasma, perdón, espectro, nos dicen que no pero que sí pero que lo que diga la ley de cada país pero… venga, va, que sí, que el aborto es un derecho (asumen unos a regañadientes), ¡qué no! braman otros al tiempo que tienen la peregrina idea de que una mujer que ha decidido abortar cambiará de idea al oír el latido del corazón del feto como si ese sonido en sus oídos fuera a cambiar su realidad, la realidad que la ha llevado a contemplar el aborto como solución.


Tengo para mi que ni los unos ni los otros entienden que en ocasiones importa más, mucho más, el marco que el cuadro o, dicho de otro modo, que si cambias una pista de tierra batida por una de hierba el partido no será el mismo por mucho que lo jueguen los mismos contendientes. Eso y que no deben conocer a Overton... pero de eso hablaremos luego.

En primer lugar: si existe el derecho a la vida, y no creo que nadie tenga el valor de negarlo (aunque quien sabe…), el aborto no puede ser un derecho porque supone el fin de la vida pero hete aquí que tampoco puede ser un delito porque el derecho a la vida no es solo del feto, también de la madre (o progenitor gestante, que quieren llamarle ahora…) ¿y cómo se conjuga el derecho de ambos cuando estamos ante un embarazo no deseado? Ese es el debate, un debate que no se dá porque la izquierda ha cambiado el campo de juego y la pregunta del concurso, ahora se trata de si el aborto es o no un derecho y como nadie ha sido capaz de decir algo tan sencillo como ‘el aborto no es un derecho, es un hecho que aceptamos en circunstancias determinadas o por determinar’ pues ahí estamos, si no consideras que el aborto es un derecho eres facha y machista, ea (que Pedro Sánchez es más feminista que yo lo saben hasta en Pernambuco, lugar en el que de mi no tienen noticia y juraría que de él… poca).

Pero volvamos al asunto: el aborto no es un derecho pero tampoco un delito, es un hecho ¿cómo regulamos ese hecho? Habrá quien prefiera la ley que suscitó el acuerdo de todos en época de Felipe González (una ley de supuestos) o habrá quien prefiera una ley de plazos como la que se aprobó en tiempos de Zapatero. Pero ese debate tampoco se da porque el aborto es un derecho y por tanto, como diría Fraga, ni tutelas ni tutías…

Ahora bien, que nuestros fantasmas, perdón, políticos, nos estén ahorrando los debates que de verdad importan no nos exime de la responsabilidad de mantenerlos, empiezo yo:

Sostengo que el aborto no puede ser un derecho si lo es la vida porque el camino que emprendemos si aceptamos esa premisa nos llevará a destinos que hoy nos parecen aberrantes pero a los que nos encaminaremos mansamente (ahora es cuando explico lo de Overton).

Overton era un tipo listísimo (o no tanto, no sé) que se inventó una metáfora que todo el mundo entiende: la ventana de Overton es el marco dentro del cual está todo lo que la sociedad está dispuesta a aceptar; lo que está fuera de esa ventana es lo más radical, lo que la sociedad no acepta. Bien. Pero resulta que la ventana de Overton no es de hormigón y climalit sino de goma, de tal manera que en ocasiones, ya sea por la fuerza de los radicales que la ejercen desde el exterior de su marco o por la fuerza de la propia sociedad en su evolución y desarrollo, se amplía (o se contrae…).

(Ahora que ya sabemos lo de Overton sigo con el aborto). Si aceptamos que el aborto es un derecho ¿a santo de qué vamos a limitarlo? ¿Cómo vamos a explicar que el aborto es un derecho hasta los 3 meses anda más? ¿Por qué no hasta los 6 meses? ¿Y por qué no hasta los 8 y medio? Si es un derecho lo es de principio a fin; hay quien dice que el aborto tiene que ser un derecho hasta que el feto es viable, supongo que porque antes de eso es un ser vivo pero no un ser humano (no me soltéis a los perros que esa cosa incomprensible no la dije yo, la dijo Bibiana Aído); pero lo cierto es que desde el momento en el que consideras que el aborto es un derecho comienzas a caminar senderos que te llevan al aborto hasta los seis meses de embarazo, momento a partir del cual hablarás incluso de aborto posparto (¿te espantas ahora? Bueno, también te espantabas hace un tiempo si te decían que el aborto era un derecho y mírate…).

¿Por qué una ley de plazos y no una de supuestos?
Porque sea cual sea la ley la realidad es que al final alguien tiene que tomar una decisión (abortar o no abortar) y me parece que debe tomarla quien va a sufrir de manera directa sus consecuencias tanto si aborta como si sigue adelante con el embarazo; una mujer, ante un embarazo no deseado, puede necesitar apoyo moral, psicológico y hasta médico llegado el caso pero no que la gente de leyes decida por ella.

Y llego ahora al punto que quería llegar… Resulta que el debate es si el aborto es un derecho o no, calla, que ya dicen los conservadores que sí, que aceptan pulpo como animal de compañía y aborto como derecho mientras los más conservadores hablan de escuchar el latido del feto pero nadie, absolutamente nadie, habla de lo esencial ¿por qué abortan las mujeres? La respuesta, si no estás totalmente sometido al pensamiento woke es sencilla a rabiar: abortan porque su embarazo no es deseado. Bien. Y teniendo en cuenta que hay hoy más métodos anticonceptivos que pelos nos quedan a algunas en la cabeza ¿nadie se ha preguntado qué está pasando para que haya tantos abortos? ¿De verdad pensamos que las mujeres abortan como quien se extirpa un grano que le afea la sonrisa? Pero de esto tampoco se habla porque como el aborto es un derecho ¿¡qué más da?!

Pero hete aquí que los franceses nos han demostrado (hay que decir que lo han hecho sin querer) que no da igual: hace pocos meses, en una decisión controvertida que se espera que llegue incluso al Tribunal de Estrasburgo, el Consejo Superior Audiovisual francés censuró un video en el que aparecían niños con síndrome de down sonriendo ¿por qué? Porque podría perturbar la conciencia de las mujeres que decidieron abortar.


No voy a entrar, y mira que me gustaría, a criticar el modo en el que se tutela a las mujeres que abortan (se las cuida, se las protege) y como se denigra a las que no lo han hecho (no tienen derecho ni a ver a sus niños sonreír en un anuncio) pero sí en el hecho cierto de que si se censura el video porque puede herir la sensibilidad de quienes han abortado es porque no da igual, porque importa, porque no es un derecho, es un hecho y una decisión personal que cae a plomo sobre la conciencia de cada mujer que la afronta.

Y por eso, porque importa, porque el aborto no puede ser un método anticonceptivo ni la solución desesperada para mujeres en situación límite, porque deja huella, porque duele… Por eso importa saber cuáles son las razones que llevan a las mujeres a tomar esa decisión ¿para hacerles cambiar de opinión? ¡¡No!! Para ayudarles a tomar una decisión con la que puedan vivir el resto de su vida sin que las asalten los fantasmas porque sonría un niño en un video, ayudarles a aceptar el aborto como solución si es la mejor opción para ellas o apoyarlas para llevar a término su embarazo si es esa su decisión.

Eso si hemos llegado ya al momento del drama, que no es el del aborto sino el del embarazo no deseado; pero como sociedad nos estaremos haciendo un flaco favor si no nos paramos a analizar las razones de los embarazos no deseados; siempre será mejor evitarlos, en la medida de lo posible, que afrontar un aborto o una maternidad que nunca se buscó.


miércoles, 1 de febrero de 2023

Llegó con un NO es NO y se irá con un SÍ es SÍ.

Que llegara con el NO es NO grabado en la frente y se vaya a ir con el SÍ es SÍ tatuado en la espalda es casualidad pero también muy representativo de la riqueza ética y retórica del personaje. 

 
Pedro Sánchez antes de viajar a Rabat.Juan Carlos Hidalgo EFE (ElMundo.es)

Se abrazó al NO es NO como si esa escueta frase contuviese la sabiduría de todos los filósofos que en el mundo han sido, ahora trata de desembarazarse de su antónimo, un SÍ es SÍ que se traduce en la reducción de penas para los agresores sexuales y en el fin de los días en los que el poderoso parecía ser él; en realidad fue todo un espejismo, nunca tuvo del poder más que la sensación de él, quienes mandaban realmente eran quienes parecían dejarle mandar a él: mandaba (manda) Otegui, mandaba (manda) Junqueras, mandaba (manda) la élite económica con la niña del banco a la vanguardia y mandaba, mal que nos pese, Pablo Iglesias, no porque él en sí haya ostentado jamás poder alguno sino porque Sánchez le robó el proyecto para gozo y alborozo de los que mandan (y mandaban).

Que va a pasar a la historia es cierto, y él lo sabe, pero también sabe que a la historia han pasado hasta los personajes más infames, de ahí su preocupación por cómo será recordado, una preocupación que, según hemos descubierto estos días gracias a Máximo Huerta, viene de antiguo: ya cuando formó su primer gobierno, aquel que muchos llamaron 'el gobierno bonito', le quitaba algo el sueño pensar en cómo pasaría a la historia... Pero le sucedió lo que, antes o después, nos sucede a todos: la realidad se impone.

Y su realidad era bien sencilla: el PSOE del NO es NO no podía gobernar con Rivera como no pudiera antes dejar gobernar a Rajoy ¿y entonces? Entonces Pablo Iglesias (Turrión), que había llenado antes el traje vacío* de Pedro Sánchez, refundó el PSOE (déjenme que me explique antes de pensar que desvarío...).

No es que las cosas le hayan ido a Iglesias como él quería, de hecho se dice que ahora sueña con un gobierno PP + VOX para tomar las calles y volver a empezar a ver si en un segundo asalto a los cielos, con los 'ajustes' en el sistema que dejará hechos el PSOE, la cosa le sale mejor, sino que Pedro Sánchez entendió el mensaje que le lanzaron sus compañeros de partido cuando lo echaron de la sede y de la secretaría general: con el PSOE que fuera un día de González, aun habiendo pasado por las manos de Zapatero, no podría él hacer lo necesario para gobernar sin el centro derecha y esa es una clave que muchos, todavía a día de hoy, no entienden: su No es No era también un NO a Rivera ¡pero si hubo un momento en el que incluso firmaron un pacto! exclaman los mismos que dicen que los males que nos acechan son culpa del Cs que no se rindió y no del PSOE que los cometió ni del PP que los permitió... No me hagan explicar lo que es el postureo ni recordar que entonces, en el tristemente célebre pacto del abrazo, el PSOE de González todavía respiraba (con dificultad... pero respiraba).

Sánchez tenía que enterrar al PSOE de la cal viva (así lo definió Iglesias, no yo) y lo hizo porque el PSOE que vio sufrir y morir a los suyos a manos de ETA no soportaría la foto que se hicieron Simancas y Lastra con Bildu ni lo que esa foto suponía; a partir de ahí ya todo fue una huida hacia adelante que tal vez los libros de historia alcancen a explicar (aunque sólo si borramos del mapa la Ley Celáa), una huida que alcanzó el clímax al grito de ¡SÍ es SÍ!. 

Fue entonces, presa quizá del fervor del momento, cuando Sánchez cometió el error que, más allá de todo lo que ha hecho y dejado de hacer, lo sacará de la Moncloa: defendió públicamente el SÍ es SÍ de Podemos, una ley que para agravar las penas de los condenados por delitos sexuales 'menores', aligeraba las de los condenados por delitos sexuales graves. Cabe que no supiera lo que hacía o que no supiera medir lo imperdonable que iba a resultar eso en las urnas, cabe que se confiara pensando que, dado que las feministas de hoy en día proponían la ley, todas miraríamos para otro lado al ver a los delincuentes sexuales con sus penas reducidas, es posible que todavía hoy piense que el feminismo es Irene Montero y no Clara Campoamor o, a lo peor, piensa que son lo mismo...

Pero nada de eso importa ya. Lo que importa es que del mismo modo que al gritar NO es NO se convirtió en líder de la izquierda e incluso de parte de la derecha, al gritar SÍ es SÍ se convirtió en Pablo Iglesias y, lo que es más importante, rubricó la transformación del PSOE en Podemos, su particular refundación del PSOE.

Y, si es verdad eso que dicen algunos de que las elecciones se ganan en el centro, tras renunciar a la socialdemocracia y al pensamiento liberal progresista, el PSOE renuncia a ganar... o gana desde la radicalidad más absoluta (tan absoluta que lleva en su seno a terroristas condenados).

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*La definición de Sánchez como traje vacío es de Juan Carlos Girauta.

martes, 13 de diciembre de 2022

Yo también fui un 'equidistante exquisito'.

Fue hace muchos años, tantos que todavía era joven y de izquierdas (xa choveu, que dicen en mi tierra) pero luego me caí del caballo; ocurrió cuando ¡por fin! el PSOE llegó a la Xunta de Galicia, por entonces muchos jóvenes gallegos tuvimos la sensación de que por fin íbamos a ventilar, a quitar el olor a rancio y naftalina de nuestro gobierno, a hacer que Galicia se moviese hacia el futuro en lugar de estar anclada a un pasado de emigración… pero sucedió que el PSOE llegaba a la Xunta encamado con el Bloque Nacionalista Gallego y sucedió que entonces algunos nos dimos cuenta de que los vínculos del PSOE con la extrema izquierda nacionalista, ERC y Bildu incluidos puesto que eran los ‘amigos’ del BNG, iban en serio.

Claro que los equidistantes exquisitos de entonces no teníamos unas anteojeras tan grandes (o unas tragaderas tan amplias) como los de ahora; aquel gobierno de extrema izquierda que nos colocó el PSOE en Galicia duró lo que un caramelo a la puerta de un colegio y, como con los gallegos no se juega (que parecéis nuevos…) el PSOE no fue jamás alternativa de gobierno en la región; añádanle a ello que el PP de Galicia ha sabido convertirse en el PNV gallego y verán como por muy de izquierdas que sean Vigo o La Coruña (las ciudades más pobladas) seguirá sin llegar la izquierda de nuevo a la Xunta de Galicia.


Ahora, mis queridos equidistantes exquisitos, os veo asustados por si lo que llamáis extrema derecha llega al poder (y digo ‘lo que llamáis’ no porque niegue la existencia de la extrema derecha, existe por supuesto, igual que existe la extrema izquierda (que yo también fui equidistante exquisita y el que tuvo siempre retuvo…) sino porque no vale llamar ultraderecha a todo lo que no es izquierda como hacíais con Cs o con el PP cuando no existía VOX: ser conservador no es ser de extrema derecha, es ser conservador ¿que no os gusta? A mi tampoco me han gustado nunca… pero no por ello he dejado de darme cuenta de que tan rancio es el olor de la extrema derecha como el de la extrema izquierda, tan feos los jerséis de punto de la extrema derecha como los chándales de la extrema izquierda… (y eso, queridos, no es ser equidistante en cuestión de moda, es tener ojos en la cara y usarlos).

Lo que me pregunto es si, como sucedió en Galicia, ver al PSOE encamado con la extrema izquierda nacionalista (que es lo más racista y rancio de nuestro país) os hará caeros del caballo o seguiréis temiendo más lo que pueda hacer la extrema derecha si llega al poder mientras os gobierna una izquierda que hace lo que teméis que pueda hacer la extrema derecha si llega al poder…


miércoles, 7 de diciembre de 2022

El regionalismo es parte del problema, no de la solución.

El regionalismo, como hijo que es del nacionalismo, es un elemento disgregador y disolvente, un constructo político-social utilitario para unos pocos y destructivo para todos los demás. Me explico:

Como elemento disgregador: el regionalismo, como el nacionalismo, levanta fronteras y defiende los intereses de unos pocos frente a los de la mayoría creando una situación ficticia en la que la mayoría ataca a esos pocos, ese victimismo al nacionalismo le ha funcionado pero eso no significa que suceda lo mismo con el regionalismo, no va a ser así, se van a convertir en movimientos en beneficio de unos pocos y no me riefiero a los pocos de la región que dicen defender sino los pocos que se beneficiarán de la gestión de su negociado, nada más.

Como elemento disolvente: un nacionalista gallego, igual que un regionalista gallego, reconoce a Rosalía sólo cuando escribe en gallego y considera gallegos ilustres a los que lo han sido en Galicia o en gallego, obvia lo que Galicia ha sido y es en España, obviando a gente como Emilia Pardo Bazán, quien decía ésto: 'Si me preguntasen cómo podrá España seguir existiendo, qué hacer para conseguirlo, diré que lo primero instruirse, lo segundo instruirse, lo tercero instruirse y después desenvolverse con arreglo a su naturaleza y con variedad y libertad, reconociendo, respetando, cultivando la intimidad de cada región'.

Como constructo político-social utilitario para algunos: los movimientos regionalistas van a convertirse, se están convirtiendo ya, en gestores de votos e intereses, ahí está Teruel Existe apoyando al gobierno ¿a cambio de qué? No se sabe de nada que haya beneficiado a su región pero seguro que con el tiempo sabremos que intereses de los gestores de esta oficina, la de Teruel Existe, sí se han visto satisfechos.

Como constructo político-social destructivo: lo es en la medida que es disolvente y disgregador, por supuesto, pero lo es también hacia sí mismo: en la medida en la que se enaltece la identidad regional de una zona de España se oculta la identidad nacional de esa región, vuelvo al ejemplo de Galicia, el nacionalismo y el regionalismo disuelve la cultura gallega en la que se enaltece a los Castelao, Pondal, Curros Enriquez... y se 'olvida' a Pardo Bazán, a Valle-Inclán... a todos los gallegos que han engrandecido la cultura y la historia de España.

Hablamos en mil y una ocasiones, y o también lo he hecho, de la diversidad cultural de España y de la necesidad de preservarla y cultivarla, precisamente lo explicó una de esas gallegas ilustres que obvian los galleguistas y nacionalistas gallegos, insisto con Doña Emilia Pardo Bazán: 

En este sentido los movimientos regionalistas y nacionalistas podrían jugar un papel positivo si fueran agregadores y enriquecedores pero su trayectoria política desmiente esta posibilidad, son elementos que no cultivan la identidad propia de su región sino que se sirven de ella diciendo que la defienden ¿de quién la defienden? ¿de qué la defienden? En Cataluña, por ejemplo se coaligan con la inmigración marroquí frente a la española como si a una catalana la oprimiera más un español católico que un marroquí de religión musulmana... La clave de todo la la propia Emilia Pardo Bazán: lo primero, lo segundo y lo tercero es instruirse, no disgregarse ni disolverse culturalmente.

El regionalismo es cada vez más poderoso (ahí está el PRC, Teruel Existe, el PP de Galicia totalmente permeado por el regionalismo gallego...) como respuesta al poder que PP y PSOE han dado a los nacionalismos y digo bien, han dado, porque han ido mucho más allá de pactar para poder formar gobiernos estables, han supeditado siempre, incluso cuando no era necesario y más allá de los límites de lo razonable, el desarrollo del país a sus intereses; el PSOE no ha llegado a meter en la dirección del estado a Bildu y ERC por casualidad ni por interés de Pedro Sánchez, que también, lo ha hecho porque podía, porque era sólo dar un paso más después de tantos pasos dado en esa dirección.

El nacionalismo es un cáncer y el regionalismo también y, ojo, no digo con eso que haya que obviar o machacar la diversidad cultural de España, en absoluto, soy de la opinión de Emilia Pardo Bazán, lo que digo es que unos pocos no pueden someter a millones, los nacionalistas vascos y catalanes no pueden marcar el rumbo de una nación de casi 50 millones de personas y el regionalismo no suponen ningún freno a esto sino todo lo contrario, es ahondar en el problema.

Lo dije hace tiempo e insisto regularmente en ello: No los conocéis, no sabéis quiénes son ni entendéis para qué han venido hablando de los movimientos nacionalistas.